20 años de facebook

Esta semana se cumplieron 20 años de la existencia de Facebook, y me llamo a la reflexión sobre cuál es el rol de las redes sociales hoy, al menos 10 años después de que Facebook fuera popular y el centro de nuestras existencias sociales. Es un tema con el que los que me siguen, saben que vengo dando vueltas hace un tiempo, convencida de que es hora de buscar otra manera de relacionarnos digitalmente, tanto como personas, como desde las marcas, que es lo que me compete profesionalmente. Si nosotros, los que trabajamos de esto, no lo repensamos, quién entonces?

¿Cuál es hoy y cómo cambio, el rol de las redes sociales en nuestras vidas?

Mi viaje por la nostalgia arrancó con este recuerdo en mi facebook, de hace 10 años:

Y justo al ratito, se me cruzó una nota en The economist que se hace esta misma pregunta, y empieza con un buen análisis: “La extraña magia de las redes sociales consistía en combinar interacciones personales con comunicación masiva. Ahora esta amalgama se vuelve a dividir en dos. Las actualizaciones de estado de amigos han dado paso a vídeos de desconocidos que parecen un televisor hiperactivo. Las publicaciones están migrando cada vez más a grupos cerrados, como el correo electrónico. Lo que Zuckerberg llama la “plaza del pueblo” digital se está reconstruyendo y plantea problemas.”

Coincido plenamente, hoy en día las redes son todo menos sociales, son pantallas que nos mantienen ocupados mientras scrolleamos entre publicidad y publicidad, jugando a mantener nuestra atención el máximo tiempo posible. Simple como eso, no importa cuanta mística (o teorías conspirativas) quieran ponerle alrededor a los algoritmos, lo que está en venta cuando entramos a una red social, es nuestra atención.

Un poco de contexto

Internet nació como la capacidad de conectarse entre personas sin supervisión, con la promesa de «democratizar» la comunicación, todos podemos ser emisores, y parecía el fin de los medios masivos de comunicación. El diario no murió, mutó. La tele no murió, mutó. La radio no murió, mutó, y volvió a mutar, y ahora se llama podcast, por las dudas que algún centennial leyendo no sepa que es eso de la radio 😝.

Y con el tiempo, y el desarrollo de las redes sociales, acomodamos la comunicación interpersonal y en la que todos podíamos hablar, en unas cajitas convenientes, que si bien empezaron siendo un lugar de encuentro y compartir con amigos y familia, terminaron siguiendo más o menos las mismas lógicas que los medios masivos de comunicación. En definitiva, seguimos yendo atrás del rating. Ojos puestos sobre el mensaje ganan la batalla del alcance y la continuidad. Y con un twist de alcance, porque las escalas de las audiencias perdieron todas las fronteras, y ahora el potencial es verdaderamente global.

Las redes sociales, sin dudas cambiaron. En donde antes veías fotos y conversaciones de tus círculos íntimos (y un poco más, Facebook creo que cambió esto para siempre, haciéndonos más conscientes de cuánta gente existe en nuestra red y más sociales que nunca), ahora vemos extraños bailando tendencias o prometiendo fórmulas ganadoras (de lo que sea, en general, bajar peso y ganar dinero, pues no hemos cambiado mucho con las aspiraciones, quizás sumamos, elevar la consciencia…🙄).

Hasta acá vamos bien y estamos de acuerdo, el análisis de la nota de The Economist gráfica con estadísticas como las personas estamos migrando cada vez más de los foros públicos, a las conversaciones privadas. Pero con el agregado que Telegram y WhatsApp (y Instagram con los grupos de difusión) le pueden dar: grupos privados en los que terminamos siendo un mero espectador de los mensajes de un otro.

Sobre esto, The Economist termina pataleando porque cada vez menos personas publican y consumen “noticias” a través de medios públicos y por lo tanto no se pueden regular los contenidos que se difunden. ¿No era para escapar de la agenda de los medios que nos construimos este universo digital? Increíblemente, 20 años después de la revolución de las redes sociales, y unos 30 de la revolución de internet (si alguien me dice que la usó antes de eso, tiene mi admiración, ya se que se inventó MUCHO antes) seguimos dominados y preocupados por quién controla los mensajes que llegan a la personas. En la nota llegan a la ridiculez de tener que aclarar que monitorear mensajes privados entre usuarios no estaría bien. No, monitorear mensajes no está bien. Y si bien ponen un ejemplo de un grupo de Telegram en el que políticos le mienten a muchas personas de forma masiva, no veo en que se diferencia eso con cualquier transmisión de tele en la que políticos o periodistas nos mienten a muchas personas. (También ponen ejemplos de grupos de telegram que salvan vidas en países con dictaduras o en guerra, claro que las redes tiene su lado brillante, y jamás lo podremos negar).

Entonces, qué hacemos con las redes?

Lamento volver siempre a la misma conclusión, la batalla es semiológica. Los que se tiene que empoderar son los consumidores de contenidos y noticias, nadie va a monitorear por nosotros lo que consumimos, mejor que nosotros mismos.

¿No es curioso como nos la pasamos criticando y desproticando contra los algoritmos malos que nos quieren alimentar sus intereses, pero nunca se nos ocurre soltar el celular y empezar a usarlo con otra consciencia?

La batalla por la supervivencia del hombre como ser responsable en la Era de la Comunicación no se gana en el lugar de donde parte la comunicación sino en el lugar a donde llega. Si he hablado de guerrilla es porque nos espera un destino paradójico y difícil, a nosotros, estudiosos y técnicos de la comunicación: precisamente en el momento en que los sistemas de comunicación prevén una sola fuente industrializada y un solo mensaje, que llegaría a una audiencia dispersa por todo el mundo, nosotros deberemos ser capaces de imaginar unos sistemas de comunicación complementarios que nos permitan llegar a cada grupo humano en particular, a cada miembro en particular, de la audiencia universal, para discutir el mensaje en su punto de llegada, a la luz de los códigos de llegada, confrontándolos con los códigos de partida.”
Umberto Eco – por una guerrilla semiológica

¿Qué quiere decir con esto mi amado Eco? Que más vale que seamos críticos de la información que nos llega nosotros, y nos hagamos responsables de no consumir fake news, ladrones de tiempo, promesas de gratificación instantánea (en el mejor de los casos, en el peor son simplemente estafas), y un gran etc. No hay mejor filtro, que el nuestro. ¿Qué canal vas a sintonizar? Lo dejás en manos de un otro, o lo decidís vos.

Es un ejercicio que cuesta, claro está, porque la psicología, la neurociencia y la inteligencia (artificial) están al servicio de los algoritmos que nos cautivan sin pausa en sus interfaces. Pero lo que está en juego me parece que es demasiado importante, es nuestra mismísima salud (mental). Como nutrimos nuestras ideas. Y la información para contrarrestar estos efectos, está ahi afuera, y al alcance de todos, gracias a internet, y a sus múltiples emisores de mensajes.

Les dejo dos recursos para seguir leyendo de este tema:

Y los dejo con una tarea para pensar. ¿Cuáles son las reglas de uso de redes sociales que quiero cumplir para sentirme mejor con ellas? Un ejemplo de algo que estoy haciendo últimamente, cada vez que se me ocurre pedir comida por una app de delivery (en la que también buscan que scrollemos un poco sin irnos hasta elegir algo, y en la que hacemos «zapping» de comida y todo está al alcance de los dedos – lo cuál merece análisis aparte). Como no lo considero sano ni para mi, ni para mis finanzas, me obligo cada vez que voy a abrir la app, a pensar ANTES de mirarla, qué quiero comer. ¿Lo más satisfactorio de esto? La respuesta más veces que no, la encuentro ya en mi heladera. 🙃

Cecilia Olive

Cecilia Olive

Soy Licenciada en Comunicación Social, especialista en marketing digital y publicidad online.

SI TE GUSTÓ ESTA NOTA, COMPARTILA!

Cecilia Olive

Cecilia Olive

Soy Licenciada en Comunicación Social, especialista en marketing digital y publicidad online.

SI TE GUSTÓ ESTA NOTA, COMPARTILA!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Email